La sabiduria de los pueblos no se puede ocultar

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Lo maravilloso de una sociedad es que es muy variada eso la hace interesante, pues cada quien va haciendo aportes que nutren a otros y así todos se ven beneficiados por lo que le dicta su propio conocimiento y por lo que puede aprender del resto.

Hay acontecimientos de alto impacto que definitivamente marcan un antes y un después en la historia de la humanidad, esto es valorado por un significativo número de personas, incluso hay eventos que repercuten a nivel internacional, la mayoría de estos hechos se documentan y pasan a la historia para que con el pasar del tiempo, las nuevas generaciones conozcan su proceder.

Pero también hay situaciones simples, que no tienen esa notoriedad, no obstante, igual suman positivamente en ese proceso evolutivo de los individuos, porque en las pequeñas cosas se puede encontrar una gran sabiduría, es así como nos encontramos con frases y consejos que han resultado tan transcendentales que se replican en distintas partes del mundo y por una cantidad sorprendente de personas.

Aunque este tipo de proverbios no tienen patrocinantes, no hay un interés económico de por medio, no corresponden necesariamente a alguien famoso, salen a la luz pública y cada vez ganan mayor espacio, en la actualidad incluso les podemos ver en Internet, en donde hay varios sitios web dedicados a los refranes y su explicación.

Lo importante es saber apreciar las cosas grandes pero también las pequeñas, porque de todo podemos sacar gran provecho ni los analizamos con detenimiento, extrayendo  lo que puede ser útil y que nos permita ser mejores seres.

A continuación se enuncian unos pocos, sin embargo, con seguridad te toparás con muchos más:

“A enemigo que huye, puente de plata”, una gran solución para resolver problemas es evitarlos, así pues si hay alguien problemático y quiere emprender su retirada lo más conveniente es facilitárselos para que eso se dé cuanto antes.

“Bien predica quien bien vive”, si queremos fiarnos de alguien no veamos únicamente lo que dice sino también lo que hace, es la mejor garantía de que se trata de alguien honorable si evidentemente sus actos confirman lo que pregona.

“Cada persona es dueña de su silencio y esclava de sus palabras”, este refrán nos indica que la prudencia nos debe acompaña a la hora de hablar, ya que una vez divulgado no habrá vuelta atrás, aunque luego nos retractemos.